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-¿Sabes?, cuando entraste, creí haber tenido de nuevo otra alucinación
-Disculpame
-No, estaría agradecido de tener una alucinación así.-te dije.
En tus ojos encontré una sombra que daba pena. Dime, ¿hacía cuanto tiempo que no nos habíamos visto? Mucho, por no decir siglos y siglos de soledad que pueden, no haber durado más que un instante. Fuimos unos tontos: perdimos un minuto en reconocernos, y ahora, tenemos menos de un segundo para amarnos…
Si desde siempre te conozco, ¿por que tarde tanto en saber que nos amamos? Pero ahora que te tengo, no pienso dejarte ir. Sería capaz de llevar mil vidas y una eternidad cargadas de odio infinito si con eso pudiera estar a tú lado.
Antes de conocerte, mi alma se había perdido en algún instante del tiempo, por lo que en realidad, era yo tan sólo un cuerpo sin vida que podía moverse. Me sentía incompleto, tratando de buscar la razón por la cual vivir.
Era obvio que estando ante aquel ser que poseía un alma cálida, brillante pura…maravillosa; hiciera añicos la mía propia.
Quisiera cada día poder despertar a tu lado, con tu calor envolviendo mi cuerpo y, cuando sea la funesta hora, que placer sería para mi morir en tus brazos, los brazos de la persona que mas amo. Era un regalo que casi nadie puede tener.
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